miércoles, marzo 16, 2011

Son las pantallas ultrasónicas,
mis pantallas lunares que reflejan brillo tras oscuridad.

Tú, juez garzón,
juez de turno.
Desconcierta la canción
invierte la razón,
corre lento por la arena
corre lento bajo el sol
corre al sonido, al son de tu voz...

Me encuentro atorada en el vicio de un cigarrillo,
mutilada por un momento eterno,
por una luz incandescente que perturba la cuidad.

En la palestra de tus cristales
el poeta canta sus colores grises
al mejor postor sus pinturas deja
como pupilas azules dejas al cielo.

Tu sonido vino para quedarse
para rodearte en bisiestos
clavando como cometas
como rayos cortando el aire.

Sombra, tú. Quedate ahí.
Quedate y cuenta como es el miedo tras la pantalla
como burlan los payasos
los castigos con sonrisas.

Sonríe por mí.
Sonríe por mí.

Bufones de mesa
deban conmigo éste trago
que hoy invito a perderse
en éste abismo de luces que nos ciegan.

Por tu conciencia
Por la risa lúgubre
Por los pensamientos podridos en quietud...




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