Y te amo cada día más. Y siento que esto me descoloca en sobremanera. Es tan fuerte que aprieta mis entrañas y me retuerce de alegría, ¿has sentido tales quejas alguna vez mi mujer? En cada comisura, grieta, cicatriz, arruga, poseo inmensidades de deseos, en mis manos tengo ahora por ejemplo, un deseo enorme por tocarte, por sentir el calor de tu piel, ese olor que me hipnotiza… Siento que me falta vida y palabras para decirte cuanto te adoro y cuanto amo tu figura de ángel terrenal. Te recuerdo inalterada en el sonido de cada nota, inmóvil, sonriendo a luz tenue, te recuerdo posando tus ojos sobre mis pieles gastadas, dándome ese cariño infinito tuyo, solo tuyo. Tocando mi rostro con tu mirada, y con tal sutileza ¡Dios!… Abrazada a mi cintura te recuerdo, ahí quieta y haciendo fiesta por tales gratitudes, por tal compasión que me tienes, por la que celebro yo también mis carnavales… Me pregunto tantas cosas Amor. Hay cosas injustas y ésto… Me sobrecoge en demasía pensar en tus cabellos, en tus manos pequeñas, que me salvan de cada fuego en que me pierdo, que me provocan a jugar con el mismo. Tú, mi enfermedad, que me tiene atada a esa nube de diálogo. Tú, la medicina, el remedio instantáneo a mis dolores, a mi malestar eterno. La que recolecta segundos para dármelos envueltos en cintas. La que comparte días fragmentados, trozos de cielo, día y noche, lunas también. La que colecciona momentos de soledad para dedicármelos comprimidos en un beso dulce que deshace cualquier atisbo de soledad. Tú, de brazos generosos y de rostro aún más generoso ¡Y oh que lo son! Que en una mirada fija se pierde, que en una lágrima se baña para secarme las alegrías envueltas en tristeza, alegría pura... Tus cabellos que por azar y jugarreta has dejado en el suelo, son la tierra que funda mi camino, las hojas que ablandan mis pies, las espinas que clavan mi alma al caminar… Ayer soñé que llamabas a mi puerta, envuelta en esa sábana que no te dejan soltar, tan bella, iluminada como solo tus ojos saben brillar. Imagino eternas noches llenas de lunas nuevas, llenas de estrellas apagadas, sosegadas… Siento que caigo lenta y perdidamente, cual péndulo oscilante, por tus cabellos, por un rizo de ellos… Corro en círculos para encontrar salida y, siento que en cada oscilación, en cada vuelta, me acerco mas lo que pudiere ser una salida… Eres maravilla, la esencia de la vida misma vuelta mujer, armonía, y belleza pura… Y hoy eres más mía. Y yo, obscenamente más tuya.